La tendencia a importar costumbres y alimentos de otras dietas, hace que en nuestra alimentación, se vayan incorporando poco a poco productos nuevos, como es el caso de la chía, pequeñas semillas que cada vez más forma parte de nuestros platos. Sus innumerables beneficios para nuestra salud - excelente fuente de fibra, antioxidantes, calcio, proteínas y ácidos grasos omega 3 - la hacen merecedora de los primeros puestos de los superfoods. En este post desvelaremos las grandes incógnitas de este producto. ¿Qué es? ¿Qué propiedades tiene? ¿Cómo se prepara? ¿Hay una dosis recomendable? ¿Tienen contraindicaciones?
Este tesoro de la naturaleza pertenece a la familia de la menta, denominada científicamente Salvia hispánica. No es una legumbre, no es un cereal, es una SEMILLA. Es nativa de México y Guatemala - dicen que el indio nativo norteamericano del sudoeste comía chía combinada con maíz para aguantar travesías prolongadas y era el principal alimento para los guerreros -. En la época precolombina era para los mayas uno de los cultivos básicos destinados a la alimentación, junto al maíz, el poroto y el amaranto. Pero desgraciadamente acabó cayendo en el olvido durante siglos. Recientemente, por suerte de todos, ha sido redescubierta y debido a sus innumerables propiedades se ha convertido en el superfood de moda.
Estas pequeñas semillas tienen altísimos valores nutricionales y propiedades beneficiosas para nuestro organismo. A la chía se le atribuye 2 veces la proteína de cualquier otra semilla, 5 veces el calcio de la leche entera, 2 veces la cantidad de potasio de los plátanos, 3 veces más antioxidantes que los arándanos, 3 veces más hierro que las espinacas, y muy rica en omega 3 (alfa-linolénico). Debido a todas estas impresionantes propiedades son el perfecto aliado para nuestro bienestar y equilibrio de muchos procesos metabólicos.
La chía es la fuente vegetal natural con mayor concentración, conocida hasta la fecha, de omega-3 (ácidos grasos con múltiples efectos beneficiosos para nuestro organismo), tan importante que no debería faltar en nuestra dieta. La ingesta regular de este tipo de grasas disminuye el nivel de triglicéridos, aumenta la concentración sanguínea de colesterol bueno y disminuye el malo; evitando la formación de coágulos y placas en las arterias, previniendo enfermedades cardiovasculares (primera causa de muerte en el primer mundo). Pero es importante consultar con el medico aquellas personas que estéis tomando medicamentos anticoagulantes, ya que debido al contenido en omega-3 de las semillas actúa como anticoagulante natural y puede potenciar el efecto de la medicación.
La chía es muy rica en numerosos nutrientes: proteínas, hidratos de carbono, grasas, fibra vegetal, vitaminas, minerales y antioxidantes.
En materia de minerales la chía vuelve a destacar. Rica en calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo y con valores significativos de zinc y manganeso. Gracias a su contenido en minerales, las semillas de chía pueden ayudar a mantener el equilibrio de la presión arterial a las personas que sufren hipertensión. ¡Eso sí! cuidado aquellos que tengáis la presión arterial baja o que toméis medicamentos para bajarla, debéis tomarlas con cierta precaución, ya que pueden provocar una disminución de la presión cuando se consumen en exceso.
Las semillas de chía contienen una muy buena cantidad de comuestos con potente actividad antioxidante (principalmente flavonoides). Ayudándonos a prevenir el envejecimiento prematuro, a protegernos de tumores y a reforzar nuestro sistema inmunológico en general. Los antioxidantes, además de resultar ideales para nuestra salud, son útiles para su conservación. Esto explica como los mayas, sin grandes técnicas de conservación, podían almacenar la harina de chía durante largos periodos sin que se pusiera rancia, algo habitual en las semillas oleaginosas, como por ejemplo las de lino.
Debido a que absorben 10 veces su peso en agua, forman un gel voluminoso que nos produce sensación de saciedad, y por lo tanto se reducen nuestros antojos y nos sentimos saciados más rápido. Cuando las semillas de chía se combinan con líquido (como agua, zumo, yogur) forman un gel debido a la fibra soluble que contienen y crean un efecto en nuestro sistema digestivo que nos hace sentir llenos durante más tiempo y a retrasar el aumento de azúcar en la sangre.
De sabor delicado y agradable, las semillas de chía combinan con muchos alimentos.
Mucho ya hemos hablado de la propiedades de la chía, pero ahora nos falta conocer como utilizarla para aprovechar al máximo todos sus beneficios. De sabor suave y agradable estas semillas son muy versátiles en la cocina y se pueden usar en todo tipo de recetas (panes, dulces, salsas, sopas, purés, postres…) pero todo dependerá de los que queramos obtener de ellas nutricionalmente. Si lo que nos interesa es que nos mantengan saciados y controlar el apetito, o mantener los niveles de azúcar en sangre a raya, agregar de dos a cuatro cucharadas a bebidas como agua, zumos naturales, batidos, leches vegetales, u otros alimentos líquidos y las dejamos que gelifiquen mínimo un cuarto de hora. Si por el contrario lo que nos interesa es aprovechar al máximo sus nutrientes (omega 3, antioxidantes y minerales) la mejor manera de obtener sus beneficios es moliéndolas y espolvorear las semillas trituradas directamente a tus ensaladas, batidos, cereales, sopas, etc.
Una vez entren en tu dieta ya no podrás vivir sin ellas. Combínalas con alimentos saludables de mil formas y maneras. ¡El límite está en tu imaginación!