En este post vamos a descubrir todas las propiedades y secretos de los guisantes, un delicioso manjar que hará las delicias tanto de los adultos como de los más pequeños de la casa.
Comienza la temporada de recolección del guisante, una legumbre tan popular entre los gastrónomos por su gran versatilidad y vistoso color, como apreciada por los nutricionistas gracias a su gran calidad nutricional. Frescos, son un alimento de temporada primaveral, pero se puede disfrutar de ellos todo el año congelados, cocidos y/o secos.
El guisante es la semilla verde comestible, encerrada en una vaina, de una planta trepadora leguminosa llamada Pisum Sativum. Sí, lo has leído bien! El guisante es una legumbre, como el garbanzo o la soja, pero nutricionalmente se pueden considerar "legumbre-verdura" ya que por sus características nutritivas - bajo contenido en hidratos de carbono y proteínas - se acerca más al grupo de las hortalizas. Eso sí, cuando se consume en forma seca se considera una legumbre "a secas", valga la redundancia, al aumentar su contenido en hidratos y proteína.
Los guisantes son ricos en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra.
Frescos o congelados son una excelente fuente de nutrientes. El guisante está compuesto por agua en casi el 80% y es especialmente rico en fibra - concentrada en la piel - ayudando a reducir los niveles de colesterol y azúcar en sangre, a la vez que contribuye a regular el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento. Destacan en su composición la vitamina C y vitaminas del grupo B, resaltando su riqueza en ácido fólico, esencial para las embarazadas ya que protege al bebé contra malformaciones y defectos del tubo neural.
Entre los minerales esta perla verde destaca por su contenido en hierro colaborando a cumplir con tus requerimientos diarios, fósforo para unos huesos fuertes y magnesio para sentirnos con las pilas bien cargadas.
Debido a la elevada concentración de carotenoides, especialmente luteína, los guisantes actúan como antioxidantes previniendo el envejecimiento celular y protegiendo el organismo frente a los radicales libres y la aparición de cáncer, a la vez que se aumenta la eficiencia del sistema inmunitario y se reducen las posibilidades de ataques cardíacos. Los carotenos son también requeridos por nuestro organismo para la formación de la vitamina A, imprescindible para proteger tus ojos de enfermedades como las cataratas y degeneración muscular.
Cuando vayas a comprar guisantes frescos elije los que no estén, dentro de la vaina, muy apretados. Los guisantes viejos pierden su sabor y se vuelven casi cuadrados y harinosos, porque sus azúcares se transforman en almidón. Las vainas jóvenes pueden comerse tal cual, incluso crudas.
Versátiles en la cocina se pueden comer al vapor, hervidos, salteados, guisados...
La mejor forma de consumir los guisantes es al vapor o hervidos, pero muy poco cocinados para que no pierdan las vitaminas ni la mitad de sus propiedades. El tiempo de coción oscila de dos a cinco minutos. Una vez cocidos se escurren y refrescan rápidamente con hielo para no porder su potente color verde.
Además son pura versatilidad: admiten multitud de usos en la cocina, podemos hacer sopas, purés, guisos, salteados... o como guarnición en arroces, ensaladas, pescados...
A pesar de que todo el año podemos comer guisantes, ya sean congelados, en lata o en conserva, su sabor y color, no tienen parangón con los frescos recién desenvainados. Aprovecha que es primavera y corre al mercado a comprar esta delicia de sabor dulzón, tierno y con un frescor inigualable.