El tomate es sin duda uno de los ingredientes principales de todos los platos estivales. Disfruta de todo el sabor que te ofrece la temporada de tomates y nosotros te descubrimos en este post todas sus propiedades y secretos de conservación y cocción.
¿Es una verdura, es una fruta, es un pájaro, es un avión? A pesar de lo que muchos piensan, el tomate es en realiad una fruta. Hoy en día estamos muy familiarizados con el tomate, pero no empezó a consumirse hasta que se trajo de América por los conquistadores españoles. En principio se usaba más como planta ornamental y medicinal que por sus usos comestibles. No es hasta el siglo XVIII cuando empieza a cultivarse realmente con usos alimentarios. Actualmente está presente prácticamente en todo el mundo. En España se cultiva, sobre todo, en Murcia, Alicante, Almería, Gran Canaria y Tenerife.
Aunque hay tomates todo el año gracias a los invernaderos, los mejores son los de temporada de verano, de color y sabor más intesnso, sobre todo si se dejan madurar al sol en la propia mata. Las variedades son muchas, aunque para salsas y guisos los mejores son los de tipo pera, de piel fina y abundante pulpa. También son los más utilizados para las conservas de tomate. Los tomates cherry, muy decorativos, son ideales para ensaladas, pizza y salteados. Otras variedades muy apreciadas son el Kumato, el tomate raf, o el corazón de buey, también fantásticas para enriquecer nuestras ensaladas y platos estivales.
El tomate es una fruta con un alto contenido de agua, bajo en hidratos de carbono y calorías y son una excelente fuente de fibra. Proporciona un gran número de antioxidantes, destacando entre ellos el licopeno, que se han demostrado eficientes para combatir las diferentes formas de cáncer. Cuanto más maduro y rojo el tomate, mayor contenido en antioxidantes. Si lo aderezamos con un poco de aceite de oliva, nuestro organismo aún los absorberá mejor. Además, el tomate es una fuente de vitaminas y minerales, y ejerce un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares. También mejora la salud de los ojos y previene la hipertensión y las infecciones del tracto urinario. Los tomates, al contener vitamina E y C, se encuentran dentro del grupo de los alimentos antioxidantes, razón por la cual siempre tienen que ser bienvenidos a tu dieta habitual.
Para comer un buen tomate es fundamental escogerlos bien. Los tomates que compremos deben estar a punto, rojos, firmes pero no duros. Si los compramos muy maduros lo mejor será usarlos para elaborar una deliciosa salsa de tomate casera. La piel debe ser suave, sana y brillante, sin arrugas ni marcas y preferentemente con el cabo verde y sano. Cuando vayas a guardarlos simplemente hazlo en una bolsa de plástico perforada y en el refrigerador. De esta manera se te conservaran por más de una semana en perfectas condiciones.
Es la hortaliza más consumida por los españoles y, por tanto, una de las más empleadas a la hora de cocinar. Se puede incorporar en la dieta de múltiples formas: crudo, en esaladas, como guarnición, en gazpacho (prueba el Gazpacho de Teresa), o cocinado en salsa acompañando pasta, arroces, carnes y pescados. También se puede rellenar, cocer al horno, saltear o preparar deliciosas mermeladas. Que levante la mano quien se pueda resistir a una receta con tomate!
Nos quejamos que los tomates ya no son lo que eran, pero no es verdad. Para empezar, el tomate bueno se come en verano. Si lo consuminos en invierno está totalmente fuera de su temporada, y no ha podido sintetizar todos los compuestos que le dan sabor y nutrientes. Si quieres disfrutar de un buen tomate...Arovecha!! Que el verano se acaba!