La berenjena, la dama morada del verano, es la reina de los platos estivales más emblemáticos de la cuenca Mediterránea. Descubre en este post sus orígenes, propiedades nutricionales, usos y consejos para sacarle el máximo partido.
Es originaria de la India, teniéndose constancia de su cultivo en diversas regiones de Oriente, aunque su introducción en Europa no se produjo hasta llegada la Edad Media, llegando a nuestro país a través de los comerciantes árabes. Durante siglos, la berenjena fue utilizada de forma exclusiva como adorno exótico porque existía la creencia de que su consumo provocaba enfermedades.
La berenjena, Solanum melongena, pertenece a la familia de las solanáceas, como el pimiento, el tomate y la patata. Soportan mejor el calor y son muy sensibles al frío. Y es precisamente por eso que, aunque está disponible siempre en el mercado gracias a la producción en invernadero, su mejor temporada es en verano, cuando su sabor es suave y delicado. Sus frutos son generalmente alargados, de color violeta, aunque se conocen variedades redondas de distintos tamaños y colores, que van desde el blanco y el violeta hasta el negro.
La berenjena por su contenido en fibra ayuda a reducir el nivel de colesterol.
La berenjena, una hortaliza muy apreciada en la cuenca mediterránea, revela con su vistoso color morado una de sus virtudes: su riqueza en fitonutrientes, muchos de los cuales tienen propiedades antioxidantes. Estos reducen la oxidación del colesterol y, junto a la fibra de la pulpa, actúa reduciendo la absorción del colesterol de otros alimentos, contribuyendo a proteger el corazón. Comparada con otras verduras y hortalizas, contiene una cantidad intermedia de fibra, más abundante en la piel y en las semillas. El aporte de sales se lo debe al potasio, el mineral más abundante, que colabora en el proceso de desintoxicación del cuerpo. En su composición se contabilizan cantidades discretas de fósforo, calcio, magnesio, hierro, vitamina C y sobre todo folatos.
A la hora de comprar berenjenas frescas la piel debe ser firme y lustrosa, que no se hunda con la presión con la mano y que tenga un color morado intenso y sin manchas. Debe conservarse en la nevera y consumirse lo antes posible (resiste poco más de diez días), ya que pronto desarrolla manchas y empieza a amargar.
La berengena es una hortaliza muy versátil en la cocina, que admite varias formas de cocción ofreciendo una amplia gama de sabores y platos culinarios. Se puede consumir asada a la parrilla, frita, rebozada con huevo, al horno, en lasañas (sustituyendo a las capas de pasta), en sanfaina, con arroces y pastas e incluso encurtidas. Existe la creencia de que cruda es tóxica. Como todas las plantas, contiene moléculas de defensa como la solasonina, pero en cantidades demasiado bajas para tener tal efecto tóxico. Pero aunque sean bajas las cantidades, la solasonina sólo se destruye en cociones a alta temperatura, por lo que es importante cocinarla bien.
Aprovecha que estamos en plena temporada de berenjenas y que está en todas las verdulerías, que es económica, que tiene innumerables usos culinarios, y encima posee una larga lista de beneficios para tu salud. ¿Se le puede pedir más a la dama morada?