¿Te has preguntado alguna vez el impacto que tiene tu dieta en nuestro planeta? Seguramente no te lo has planteado porque crees que una sola persona no puede hacer mucho al respecto. Pero... ¿cómo afecta la manera de alimentarse de miles de personas? ¿Y de millones? ¿Es sostenible?
Muchos científicos y grupos de investigación se lo han cuestionado y ya existen varios estudios sobre el impacto que tiene sobre nuestro entorno la forma de alimentarnos, así como el de diferentes grupos de alimentos y dietas. Estos artículos de divulgación científica lo que demuestran es que los productos vegetales, como las frutas, las verduras y los cereales necesitan menos cantidad de agua y energía que los de origen animal y encima tiene menos impacto en la emisión de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, según un estudio que se realizó en los Países Bajos: para producir una hamburguesa de soja de 150 gramos se gastan unos 160 litros de agua, y para producir una hamburguesa del mismo tamaño pero de ternera, se utilizan mínimo 1.000 litros de agua (1). Además existen otros estudios que acaban concluyendo que una dieta basada en el consumo de plantas es más sostenible que la dieta omnívora (2,3).
Y aquí nuestra sorpresa cuando leímos el artículo de Quim Monzó, publicado en la Vanguardia debajo el título "Los smoothies no son sostenibles", ????!!!!!!!
El escritor basa todo el artículo en un único estudio del Doctor Michael S. Tom, que junto a otros autores (4), llega a la conclusión que una dieta sana, en comparación a la actual de muchos estadounidenses, aumenta el gasto de energía, de agua potable y produce más gases de efecto invernadero.
En primer lugar decir que la revista Enviroment System Decision, donde se ha publicado el estudio sobre la poca sostenibilidad de una dieta vegetariana, se encuentra en el último cuartil de las revistas de ciencias ambientales, por lo tanto goza de poca credibilidad dentro del mundo de la divulgación científica. Y no sólo esto; leyendo el artículo en profundidad, surgen muchas preguntas de cómo se ha realizado el análisis. ¿De dónde obtuvieron los datos sobre consumo medio de calorías de EEUU? ¿Por qué basan los cálculos en 1 Kcal, y no en una porción (que sería lo más adecuado para las pautas dietéticas actuales de la población norteamericana)? Finalmente , y para terminar, la discusión de los resultados es bastante pobre desde un punto de vista científico. La justificación de la diferencia u oposición entre las conclusiones de distintos estudios a menudo hace referencia a diferencias culturales de alimentación y cultura, más que a la evidencia empírica que deberíamos esperar de una población de este estilo, dado el tono categórico de sus apresuradas conclusiones.
Nos sorprendió muchísimo el título de la opinión Quim Monzó en La Vanguardia "Los smoothies no son sostenibles". No tiene ninguna lógica!!!
Así pues: ¿Los zumos son un despilfarro? Investigadores de EEUU demostraron que la absorción de vitamina A, justo la que menciona en su artículo Quim Monzó, se produce con mayor eficacia cuando el nutriente se obtiene directamente de los zumos y no de su versión entera (5). Otro estudio (6) concluyó que el consumo de zumos verdes, junto con verduras y frutas enteras, es la clave para alcanzar las 5-7 porciones diarias recomendadas por la última pirámide alimentaria de la SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria) (7). Y porque no, reconozcámoslo, muchas veces nuestro consumo de frutas, verduras y hortalizas está por debajo de los niveles recomendados (8).
Y finalmente, sobre la pulpa que queda después de elaborar estos deliciosos zumos, habitualmente con las frutas y verduras de temporada (que es más sostenible), ya son muchos los usuarios que la reutilizan dándole diferentes usos: como cosmético natural, como ingrediente en muchas recetas, como compost para nuestro huerto urbano, es decir... ¡aquí no se tira nada!. Podéis ver algunos ejemplos en los enlaces de más abajo (9,10).
Cada uno tiene derecho de tener su opinión y sus principios. Aunque en el momento de divulgar uno u otro conocimiento, especialmente el científico, es importante antes asegurarse de que tiene rigor y una base sólida.
Referencias:
- Ercin AE, Aldaya MM, Hoekstra AY. The water footprint of soy milk and soy burger and equivalent animal products. Value of Water Research Report Series No. 49, 2011.
- Vanham D., Mekonnen MM, Hoekstra AY. The water footprint of the EU for different diets. Ecological Indicators, 2013, 32;1-8.
- Tilman D, Clark M. Global diets link enviromenta sustainability and human health. Nature, 2014, 515:518-522.
- Tom MS, Fischbeck PS, Hendrickson CT. Energy use, blue water footprint, and greenhouse gas emissions for current food consumption patterns and dietary recommendations in the US. Environ Syst Decis, 2015, 36:92-103.
- Kolodziejczyk JK, Flatt SH, Natarajan L et al. Associations of soluble fiber, whole fruits/ vegetables, and juice with plasma beta-carotene concentrations in a free-living population of breast cancer survivors. Wom Heal, 2010, 52:731-42.
- Shenoy SS, Kazaks AG, Holt RR et al. The use of a commercial vegetable juice as a practical means to increase vegetable intake: a randomized controlled trial. Nutr J, 2015, 9:38.
- Sociedad Española de Nutrición Communitaria. Piramide de la alimentación saludable de 2015.
- Organización Mundial de la Salud. Fomento del consumo mundial de frutas y verduras.
- ¿Qué hacer con la pulpa sobrante de los jugos curativos?
- Aprovecha los restos de frutas de la licuadora.