En este post te descubrimos todas las propiedades y beneficios de las habas. ¿Eres de las personas que no las has probado nunca, o que crees que no te gustan porque cuando eras pequeño las cataste y te llevaste una gran decepción? Dales otra oportunidad. No sólo son deliciosas sino que encima te aportan un montón de nutrientes beneficiosos para tu organismo.
Las habas frescas son un alimento primaveral, pero se puede disfrutar de ellas todo el año congeladas, cocidas y/o secas. Alimento de pobres durante años, de ahí la frase "No vale una haba", gracias a su fácil cultivo y conservación, precio económico, riqueza en proteínas y a sus excelentes propiedades nutricionales, fue el sustento básico de muchas familias con pocos recursos de antaño. A veces parece que cuesta desmontar este tabú que vincula las habas a la falta de recursos, aunque no sean en absoluto ya baratas. ¿O a caso no es muchas veces un lujo comer unas habitas tiernas?
Las habas son legumbres - de coloración verde claro- que pertenecen a la especie Vicia Faba. Esta planta es originaria de los países asiáticos siendo una de las plantas que desde tiempos inmemoriales cultiva el ser humano: era conreada ya por los Romanos, Egipcios y Griegos, y es de las primeras legumbres que el hombre empezó a consumir hace ya unos tres mil años. De hecho, la costumbre que ha existido siempre del Roscón de Reyes, la hemos heredado de los romanos y fueron ellos quienes idearon lo de poner una haba dentro del roscón, el resto ya lo conocéis: si te toca eres el rey de la fiesta!
En américa las habas fueron introducidas por los colones de Cristóblal Colon, aunque hoy en día los principales productores de esta legumbre son países como España, Alemania y China. ¿Pero cuales son los beneficios, las propiedades nutricionales y terapéuticas de las habas? A continuación te acercamos toda la información nutricional importante de este alimento para el bienestar de tu cuerpo.
Las habas son ricas nutricionalmente, nos aportan dosis significativas de fibra, vitaminas y minerales.
Contienen una buena cantidad de fibra, que ayuda a mejorar la salud intestinal, permitiendo la eliminación de toxinas y evitando el estreñimiento. El consumo de estas legumbres frescas puede ayudar a mantener tu peso debido a su equilibrado contenido en fibras y proteínas vegetales. Según un estudio publicado hace algunos años por la revista European Journal of Clinical Nutrition, seguir una dieta que contenga la cantidad adecuada de estos dos elementos hace que sea más fácil quemar grasas. Al igual que muchas otras legumbres son una buena fuente de proteínas vegetales, y para obtener una proteína de mayor calidad solo se tienen que mezclar con cereales.
Son también ideales para mantener a raya los niveles de colesterol LDL (el malo) en sangre protegiendo la salud de tu corazón. No podemos olvidar las habas como una fuente de minerales a tener en cuenta. En particular destaca su riqueza en hierro, esencial para el transporte de oxigeno en la sangre, y para la formación de glóbulos rojos. Importante también su contenido en vitamina B1 (tiamina), indispensable para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y para el metabolismo energético. Las habas son una fuente importante de ácido fólico. Los folatos pertenecen a la familia de las vitaminas del grupo B, que son esenciales para el metabolismo y para asegurar que no nos falte energía. Ricas también en vitamina A, que nos ayuda a lucir una piel joven y radiante.
Como es típico en las legumbres, los granos muestran cierta flexibilidad en el almacenamiento, por lo que las podemos encontrar frescas, secas, en conserva o congeladas. Pero a diferencia de las lentejas, garbanzos y judías, al igual que los guisantes, tienen la ventaja que se pueden comer crudas beneficiándonos de su dulce sabor y manteniendo intactas todas sus propiedades nutricionales. Las habas con vaina bien tiernas se pueden consumir como si fueran judías verdes. Desgranadas son ideales para comerlas crudas en tortilla, rehogadas, cocidas al vapor, salteadas, en menestra, etc. Las más grandes suelen prepararse hervidas porque tienen la piel más dura y resultan deliciosas en potajes, sopas, purés, estofados... Si las combinas con hierbas aromáticas como el hinojo, la menta, el comino y otros, se evita padecer flatulencias al consumirlas (sí, a todos nos ha pasado). Comer habas puede causar una enfermedad llamada fabismo, una especie de anemia grave, pero no os preocupéis se da en personas que por herencia familiar tienen una deficiencia de una enzima, cosa muy poco habitual.
A la hora de comprar las habas han de crujir y romperse, de esta forma se conocerá la frescura de los ejemplares. En cuanto a las semillas, deben tener las vainas verdes; si están negras, es que ya están muy hechas y resultarán duras y harinosas. En el frigorífico se conservan perfectamente de dos a tres días.
Ya lo sabes "en todas partes cuecen habas", no seamos menos, si aún no las has probado y/o cocinado aprovecha que es primavera. Introdúcelas en tu dieta y disfruta de este gran manjar.