En este post os explicaremos qué es el aceite de palma, por qué es tan importante en la industria alimentaria y las razones por las cuales no es en absoluto recomendable, tanto para la salud como para la sostenibilidad medioambiental.
El aceite de palma es el más utilizado del mundo, por delante del de soja y el de colza, con aproximadamente un tercio del total del aceite vegetal consumido mundialmente. Este aceite está desplazando a las grasas hidrogenadas, que se han demostrado nocivas para la salud. No obstante, este aceite es muy rico en grasas saturadas, por lo que está lejos de ser una alternativa idónea desde el punto de vista del equilibrio nutricional y es preferible no abusar de él. Y no sólo esto, sino que es preocupante también su producción, ya que conlleva excesos medioambientales y sociales.
Hace unos años, muchos europeos comenzaron a encontrarse en las etiquetas con un nuevo ingrediente que llevaba décadas en sus dietas diarias sin que muchos lo supieran. El cambio en la legislación que entró en vigor en diciembre de 2014 obligó a dejar de esconder el tipo de aceite que utilizaban bajo la etiqueta de “aceite vegetal” y a especificar la procedencia concreta de las grasas utilizadas. Y algunos consumidores empezaron a darse cuenta de que muchos de los productos que consumen cada día tenían en su composición aceite de palma. Se estima que de media cada europeo consume 60 litros de aceite de palma, con lo que nos hacemos una idea de que el consumo de esta grasa es casi desbocado debido a su ingesta inconsciente por parte del consumidor.
¿Qué es el aceite de palma?
El aceite de palma se obtiene a partir del prensado de los frutos de la palma africana (Elaeis guineensis) o palma de Guinea, y se cultiva en países tropicales donde a menudo representa una base importante para las economías locales. Los principales productores son Indonesia y Malasia, concentrando el 85% de la producción mundial.
Se compone de un 50% de ácidos grasos saturados, sobre todo ácido palmítico y ácido esteárico. Principalmente, su uso en la industria alimentaria, se debe a que es un aceite económico y versátil y, su condición sólida a temperatura ambiente y su textura untuosa, permite sustituir la mantequilla o las grasas hidrogenadas de muchos productos procesados. A parte, gracias a las cualidades sobre todo del ácido palmítico, que es un estabilizante y potente antioxidante, es un excelente conservante.
Debido a sus características, en poco tiempo, se ha convertido en una materia prima usada a nivel global para la elaboración de una gran cantidad de productos de la industria alimentaria. Su uso está tan extendido que se calcula que está presente en más de la mitad de los productos que se pueden encontrar en un supermercado: turrones, galletas, bombones, snacks, bollería, margarinas…
¿Cómo afecta a nuestra salud?
A pesar de que el aceite de palma se generalizó a partir de los años 70 como un sustituto a las polémicas grasas trans, su impacto sobre la salud también ha sido puesto en cuestión. Un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicado en 2009 asegura que el aceite de palma no es un sustituto saludable a las grasas hidrogenadas.
Como la mayoría de las grasas saturadas con un punto de fusión alto (como las lácteas y animales), el aceite de palma consumido en exceso supone un potencial riesgo de problemas cardiovasculares. Aumentan en la sangre el llamado colesterol "malo" o LDL, y disminuyen el "bueno" o HDL.
A parte, un estudio reciente, elaborado por investigadores catalanes, ha descubierto que las grasas, sobre todo las saturadas provenientes del aceite de palma, incrementan un 15% el riesgo de metástasis, es decir, que las células cancerígenas invadan otros órganos. El estudio se ha hecho con 30 pacientes de cáncer oral, pero los resultados también son aplicables a personas con melanoma y cáncer de mama. De todas formas, se necesitan más estudios para descifrar esta relación, sobre todo por los países industrializados que están registrando un incremento alarmante en el consumo de grasas saturadas y azúcar.
¿Cómo afecta el medio ambiente?
El aceite de palma lleva décadas bajo el foco de la opinión pública internacional por su alto impacto social y medioambiental. Con su producción concentrada principalmente en Malasia e Indonesia, las plantaciones compiten con las frondosas selvas tropicales del Sudeste Asiático y han supuesto la deforestación de millones de hectáreas. Los animales que habitan en estos bosques son sus principales víctimas y muchos de ellos, como el orangután, puede que no sobrevivan a la extensión de esta industria.
Para evitar este tipo de grasa solo debes suprimir de tu dieta los alimentos pre-cocinados, la bollería industrial y otros productos procesados. Prepara la comida en casa con aceites más saludables como el de oliva. Si no puedes evitar los supermercados, escoge productos libres de aceite de palma. Y conciencia a tus familiares y amigos sobre este problema.